jueves, junio 01, 2006

“Sólo hay que decir algo que pueda susurrarse al oído de un borracho o de un moribundo”
(Emile Cioran)

Abrir un campo afirmando la insensatez de la escritura ¿será la insensatez de anular la presencia?. La escritura afirma los excesos, tal como Mallarmé –una escritura que está siempre fuera de sí y que sin embargo se contiene- “es menos su exterior que la referencia a un afuera que no le concierne”[2]. La escritura es imposible, su despliegue coincide con la propia ausencia –jamás coincidirá consigo misma-.
Evitar los fantasmas de una escritura remisional es liberar la palabra de la dirección, incluso del libro (“El libro, astucia por medio de la cual la energía de escribir que se apoya sobre el discurso y se deja llevar por su inmensa continuidad para separarse de él, en el límite, es también la astucia del discurso que restituye a la cultura esta mutación que la amenaza, y la obra a la ausencia de libro.”[3]). Esta es la dimensión sacrificial (de nuestros fantasmas). La muerte de estos fantasmas, sin necesidad, precede el habitar en la obra. El libro debe perdurar para perecer verdaderamente, la batalla contra el libro es el intento por dar muerte al habla del libro “habla continua, sin intermitencia y sin vacío, habla de la realización lógica que ignora el azar, el juego, la risa.”[4]


2033

“De lo que sin embargo fue dicho,
la temprana borradura.
La huella
Condenada.
Muda.
…donde la mirada no posee ya
al objeto.
(De lo que fue realmente dicho
Pero voluntariamente
Oscurecido
Luego sepultado.)”

[E. Jabés, Relato]
[5]


Imaginar la materia de la palabra primera. Nueva palabra como fin de lo nombrado-poseído. Una escritura dispuesta a la realización del placer, deseante. La lengua de los marcos (no) expansivos de la nueva mirada. Guardar el deseo en el secreto índice de una relación.
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[2] Blanchot, Maurice. “La Ausencia del Libro, Nietzsche y la Escritura Fragmentaria”, Caldén, Buenos Aires, 1973, Pág. 27
[3] Ibíd. Pág. 28
[4] Ibíd. Pág. 47
[5] Jabés, Edmond. Citado en Forster, Ricardo “El Exilio de la Palabra. Ensayos en Torno a lo Judío”, ARCIS-Lom, Santiago, 1997, PP. 45-46

2 comentarios:

Anónimo dijo...

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Anónimo dijo...

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